martes, 28 de septiembre de 2010

Si luego del primer día de clases, usted va por su hijo al jardín y le entregan un listado de tareas de pre-matemáticas, pre sociales y hasta pre escritura, no se asuste. Su bebé no creció durante la jornada de clases; tampoco los maestros están abusando de sus capacidades.

Tenga en cuenta que, según los expertos, la capacidad cerebral del niño se desarrolla casi un 70 por ciento antes de los dos años de edad. De ahí que los centros de educación inicial organicen un currículo que se supondría ‘muy avanzado’ ─y que no lo es─ para un bebé en nivel maternal (0 a 1 año), caminadores (1 a 2 años), párvulos (2 a 3 años) o un niño en pre jardín y jardín.
Y es que los pequeños no reciben complejas cátedras de cinco horas, sentados en un pupitre. Mucho menos pasan la mañana frente a un televisor o encerrados en un corral mientras llega la hora de la lonchera. Juegan e interactúan con sus compañeros, mientras identifican nociones básicas de matemáticas, términos del lenguaje, letras, colores, e incluso aprenden a cocinar; todo esto atravesado por la parte socio afectiva.
“El juego es la principal herramienta para trabajar las dimensiones del desarrollo humano (corporal, cognitiva, afectiva, comunicativa, ética, estética, actitudinal y valorativa). Por eso el jardín o centro de educación inicial se vale de actividades placenteras para el menor”, comenta Graciela Rodríguez Poveda, vicepresidenta de la Organización Mundial de Educación Preescolar para América Latina.
Así lo dictamina el Decreto 2247 de Septiembre 11 de 1997 de la Secretaría de Educación Distrital, según el cual los procesos curriculares se desarrollan mediante la ejecución de proyectos lúdico-pedagógicos y actividades que tengan en cuenta la integración de tales dimensiones, respetando los ritmos de aprendizaje.
“Al trabajar estas dimensiones o áreas, la educación del niño debe ser aprehendida como un proceso y no como un producto. Si entra al jardín y el interés de la profesora es que el menor lea y escriba, sin importar si entiende o no, es verlo como producto. Y como proceso, es que a través de la metodología empleada se desarrollen el pensamiento y los talentos, sin importar si lee o no”, agrega la presidenta de la Asociación Colombiana de Jardines Infantiles, Jardinco, Ruth Domínguez.
De este modo, no es descabellado que un niño de 3 años llegue a la casa saludando en inglés o indicando las vocales que hay en los logotipos de la bolsa del supermercado. Las nuevas metodologías de enseñanza incluyen lúdicas con materiales próximos a ellos y que también pueden encontrar en casa, para que allí se refuerce lo aprendido.

1 comentarios:

ingrid dijo...

que linda las fotos esta muy bueno

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